El amor es un concepto difícil de definir y al mismo tiempo uno de los más explicados. El enamoramiento tan deseado, elogiado y celebrado, también enferma.
Si bien la adicción al amor no está incluida en los trastornos diagnosticados en el DSM-5 (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales de la American Psychiatric Association), sí está clasificada entre las “Nuevas Adicciones Conductuales”, al igual que la adicción a Internet, a la pornografía, las compras compulsivas o la adicción al trabajo; y como tal se caracteriza por la búsqueda de placer inmediato, la obsesión, la compulsión, la tolerancia y el síndrome de abstinencia.
Adicción al amor, dependencia emocional, codependencia; denotan pensamientos y comportamientos dañinos, que lejos de acercarnos a la felicidad y alegría atribuida a Eros, nos conducen a la autodestrucción, cuál droga letal.
Conocemos que el cerebro libera sustancias químicas como la dopamina y la serotonina cuando estamos enamorados, produciendo sensaciones placenteras y naturalmente anheladas por todos; dada la química de Cupido, desconfiemos de las dinámicas conductuales poco saludables que desencaminan amar-nos y amar a otros:
- No es amor modificar la personalidad, los gustos y la apariencia para agradar a la pareja y ser aceptado; los psicólogos lo llaman pérdida de identidad.
- No es amor la necesidad constante de validación de la pareja; esto es necesidad de aprobación externa.
- No es amor sacrificar las necesidades e intereses personales para complacer a la pareja o mantener la relación; está padeciendo de ausencia de límites.
- No es amor sentir tristeza o ansiedad cuando no recibo la atención del otro; se llama manipulación.
- No es amor el miedo intenso al abandono y a que la relación termine; es egocentrismo.
- No es amor entrar y salir de relaciones rápidamente, sin tomarse el tiempo para sanar y reflexionar sobre experiencias pasadas; usted está llenando el vacío emocional.
Estos síntomas, que completan las proposiciones de los no amores, revelan que no sabemos amar y que podemos sufrir adicción al amor, codependencia o dependencia emocional.
Aprender a amar sanamente es un desafío continuo que requiere trabajar en nosotros mismos sanando nuestras propias heridas, modificando patrones aprendidos y desarrollando autoestima y autonomía. Así amaremos a plenitud y con autenticidad desde un lugar consciente y real, fomentando relaciones equilibradas, y cuidando de nosotros mismos; la persona más importante.
Autora: Lydia Fernández