Embarazo y adicciones: cuando nada es todo

Embarazo y adicciones: cuando nada es todo

Más que un tiempo de espera, el embarazo es un periodo de cuidar conscientemente a una vida nueva, así la maternidad comienza en el periodo de gestación. El embarazo implica un cambio radical en la identidad, el rol y la psique de la mujer. En nueve meses la futura madre tiene que adaptarse a una nueva realidad de transformaciones biológicas, emocionales y sociales; de novedades e incertidumbres.

Este periodo prenatal de responsabilidad indispensable llega pleno de gratificaciones (se experimenta el milagro de la vida, se desarrollan los instintos de la maternidad y se adquiere un sentido de transcendencia como persona); y también ocurre acompañado de numerosas pérdidas (se establecen nuevas prioridades, se pierde el control sobre el cuerpo y la auto imagen, y se alteran las relaciones de pareja y familiares entre otras).

El autocuidado prenatal de la madre es vital para proveer salud a su bebé y las futuras madres desean hacer todo lo que esté en su mano para tener un hijo sano; pero en el caso de las mujeres que padecen la enfermedad de la adicción, el embarazo no se vive así. 40 semanas de alumbramiento y de dar vida se contraponen a la oscuridad y destrucción del consumo de drogas, y el binomio embarazo + adicción deja consecuencias permanentes en la salud física y mental del recién nacido, y pone en riesgo la vida de la madre y del bebé. 

Si el consumo de drogas durante la gestación (incluyendo las permitidas como el alcohol, el tabaco y los fármacos) significa negarle al bebé la oportunidad del mejor comienzo posible para la vida, ¿por qué consumen las embarazadas?

Desafortunadamente un gran número de mujeres en edad reproductiva que consumen drogas, lo continúan haciendo durante el embarazo porque no pueden dejarlo; otro grupo de embarazadas reduce el consumo pero no practica las abstinencia total; muchas adolescentes tienen embarazos no deseados por el consumo de drogas y no perciben el riesgo de seguir drogándose; a pesar de que existe mucha información sobre el peligro y las consecuencias, algunas embarazadas exponen la salud del bebé alegando desconocimiento o minimizan los daños;  y se suman aquellas a las cuales se les dificulta enfrentar los cambios propios de la maternidad, amortiguándolos con el uso de alcohol y otras drogas.

Las consecuencias devastadoras de consumir durante el embarazo son infinitas: abortos, síndrome alcohólico fetal, bajo peso fetal, síndrome de abstinencia fetal, malformaciones físicas y mentales, partos prematuros y discapacidades neurológicas de por vida.

Al igual que la enfermedad de la adicción afecta a cualquier persona sin distinción de condición social, edad, raza u otra; también afecta a la población de mujeres gestantes sin importar las consecuencias para las nuevas almas que traen al mundo.

De la misma manera, la adicción es un tema tabú. Si la sociedad estigmatiza a los adictos, a las embarazadas adictas todavía más. Si la adicción es una enfermedad difícil de aceptar y crece en la deshonestidad de negar y esconder, en el caso de las embarazadas adictas el autoengaño se incrementa más.

Ante esta triste realidad, apelamos a tu instinto de portadora de vida:

  • Si estás pensando en quedarte embarazada, prepárate; dejar de consumir antes del embarazo aumentará las probabilidades de disfrutar de un embarazo saludable y de tener un bebé sano.
  • Infórmate debidamente sobre las consecuencias del uso de alcohol, tabaco, fármacos y cualquier otra droga, durante el embarazo.
  • No existe un límite de consumo que sea seguro, por lo que el único consumo seguro durante el embarazo es la abstinencia total.
  • El alcohol es una droga. Tomar cerveza o una copa de vino al día durante el embarazo o para lactar son mitos falsos. El alcohol puede producir malformaciones y daños en dosis mínimas y esporádicas.
  • Si estás embarazada y no puedes dejar de consumir, busca ayuda por ti y por tu bebé. Hay una solución.

Si no consumir nada durante 9 meses favorece que el bebé nazca sano, entonces no consumir es todo.

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