Finalizó el año escolar y estamos en vacaciones de verano. Cada año se nos plantea un desafío: nuevas agendas y rutinas, mayor flexibilidad horaria y más tiempo libre. Época de cambios importantes en las familias: el siguiente grado y la esperada universidad para algunos, los viajes para otros, las fiestas de graduación y la obsesión adolescente por ser inmensamente felices en el tiempo de desconexión y evasión por excelencia.
Padres: aprovechemos esta oportunidad única para hacer cambios ante el reto urgente de prevenir las adicciones. Reflexionar sobre estos puntos nos ayudará en el proceso:
Somos modelos de referencia para nuestros hijos, así de importantes somos para ellos. Por tus hijos: diversión sana, sin adicciones. Seamos ejemplos de personas sobrias que se divierten sin el omnipresente alcohol y la hiperconexión a las redes sociales.
Conversar abiertamente sobre las adicciones. Protejamos a nuestros hijos desde la infancia normalizando dialogar sobre la dependencia de sustancias o conductas adictivas y sus consecuencias. Cuando los progenitores damos información certera y honesta, nuestros hijos podrán decir no más fácilmente ante la presión de grupo. Mamá y Papá: tu hijo llevará tu voz consigo el resto de su vida.
Supervisión de sus actividades. Los bonches, el coro, la chercha y las juntaderas son deseadas y necesarias; somos seres sociales. Ahora bien, ¿conocemos realmente sus actividades?, ¿cómo, con quién y dónde se divierten nuestros hijos?
Alternativas de ocio saludable en familia. Propongamos actividades novedosas y acordes a sus intereses, que no tengan el consumo como eje y objetivo de las mismas. Charlas TED en familia, deportes al aire libre, cinefórums caseros que transmitan los valores familiares, lectura de las biografías de los héroes actuales: Elon Musk, Kevin Systrom y Lionel Messi, entre otros.
Invirtamos este tiempo de alegre disfrute para formar a nuestros hijos en la prevención de las adicciones. De no hacerlo, es muy probable que el niño adepto a los videojuegos y el flujo interminable de WhatsApp, tuits, likes, comentarios y fotos, le resulte muy difícil desconectarse para volver a la vida real cuando comiencen las tareas escolares virtuales; y que el joven que ha tenido exposición a sustancias adictivas (algunas desconocidas para los padres), y ha normalizado su consumo durante las vacaciones porque “todo el mundo lo hace”, “yo no soy palomo” y “solo lo hago en fiestas”, dando justificaciones falsas, pero convincentes, continúe consumiendo cuando se reencuentre con sus conocidos cómplices compañeros del colegio.
Padres: podemos hacerlo solo por hoy; sabiendo que lo que hicimos ayer fue para ayer, y que hoy nuevamente queremos asumir la responsabilidad de cuidar y proteger a nuestros hijos de las adicciones.